El lienzo en blanco tiene un factor inesperado y temeroso. El blanco traspasa sin saber que misterios se podrán revelar a través de los colores que brotan atravesando el papel con cada pincelada: es un cerrar de ojos, es un respirar y un aterrizar atendiendo al movimiento de la mano con cada trazo, con cada giro, sin esperar nada. Presentándose "Siete minutos" un fluir inesperado conmigo misma.

Crear es jugar, experimentar, arriesgar. No hay lugar para fracasos ni éxitos, todo lo que brota, hila con la vibración vital del estado interno que regala ese momento, un "vamos a ver qué pasa". Una espiral abierta con infinidad de caminos  dispuestos a ser  transitados y conquistados por espíritus salvajes que surfean olas de vida: valientes, honestos y  libres.

Reclamo las profundas miradas que se han ido perdiendo. Hago un cálido llamado a los susurros extinguidos y devastados, ante la frágil desconexión humana que sostiene su decadencia, ahogada con indiferencia y desidia. Hermanos y hermanas que caminamos unas junto a otras, sin atender, sin custodiar el eco de los corazones que acunan el camino: historias invisibles de seres de luz.

Tras naufragar hacia la devastadora oscuridad: carente de sentido, sin rumbo, en la más absoluta pérdida de ser, desligada de mi alma y adentrada en los infiernos de la depresión, desbordada ante un calibre desproporcionado de sufrimiento y dolor, la luz se filtra, reparando lentamente cada parte fracturada, erigiendo un nuevo ente llamado a ser sin miedo.

Sombras y reflejos, murmullos y pulsaciones, respiraciones y silencio. Sin pretensiones, sin intención. Un estar en atención, un recorrido de trazos que no atiende a sentido, más que las huellas que dejan el pálpito de un momento irrepetible, un efímero instante  de entrega sin esperar a la nada, mutada en algo nuevo.

Un retorno a la luz, la esperanza y la fe en el comienzo de un nuevo ciclo.

La existencia del ser humano va más allá, emerge un anhelo de búsqueda de respuestas, de crecimiento interno, de metamorfosis evolutiva que ansía ser calmada a través de la experiencia, del aprendizaje y la transformación. Superadas las resistencias, los pálpitos de ansiedad y el vértigo, la aceptación se asienta serena y se inicia, una danza de seducción con la vida.

La voluntad es una difícil aliada, a la que hay que domar con: amor, amabilidad y compasión. Su fin, funcionar como brújula, potenciadora de nuestras pasiones, intereses y dones. Actuar y decidir hacia donde ir, escuchando el corazón y no la mente, es una árida travesía hacia lo desconocido, sin embargo, la profunda escucha que proviene de la voz más interna, desvela misterios que solo pueden ser atendidos en la soledad del silencio.

Rugidos ardientes y feroces de:  avance,  conquistas y de nuevas experiencias. 

"No eres lo que tienes, no eres lo que haces, no eres tu trabajo o desempeño profesional, no eres tu casa, tu coche, tus propiedades o tu ropa, no eres lo que se ve, no eres tu personalidad, no eres máscara ni disfraz.

No eres la imagen que te devuelve el espejo, no eres tus pensamientos, no eres ayer y tampoco mañana.

No eres tus emociones y tampoco tus rumiaciones".

"Fugaz, navegó por la luz, viajó por el aire y bailó por el sonido captando la magia de la naturaleza sentida y vista desde un lugar inaudito. Despertó con el tambor de los corazones a uno y al exhalar, aturdida y desorientada lloró afligida por la caricia de una belleza desproporcionada. Sintió el valor, la fuerza y el coraje para desenredar su postura y soltar sus aflicciones, arrastrándose hacia ese lugar en el que la luz abraza la oscuridad".

La creatividad es un hilo que conecta con la intuición a través de un ritual de expresión emocional. Largas noches sin dormir, pesadas noches sin Morfeo, interminable el paso del tiempo en la nocturnidad. Encontré alivio en la mezcla de colores, en la experimentación y en el deseo de vaciar la carga de pensamientos que aturdía mi descanso, transformando la rumiación en una explosión de imágenes condensadas.

"Tal vez no se trate de cantidad, sino de calidad, tal vez no se trate de hacer sino de ser, tal vez vaya de vivir, más aún de existir y no de sobrevivir.

Tal vez vaya de placer y abundancia, y no de sufrir. Tal vez los grandes momentos se encuentren en los más pequeños detalles fugaces e irrepetibles. 

Adiós sombra exigente, adiós."

Siguiendo la huella de mi duende  interior.

Descubrir la auténtica naturaleza que sobrevuela enredada hacia el alma, es el viaje que se ha venido a experimentar.

Andaré en la naturaleza, en el silencio, en el sentir, en la generosidad y en la compasión, conectando con la verdad de ser parte de un todo más grande que yo misma.

La sencillez tiene una belleza sobrecogedora, es cálida, amable y libre.

Sueños infinitos,

Sueños tranquilos, 

Sueños que despiertan sonrisas,

Sueños que mecen, 

Sueños a ritmos de suspiros ...

Solo sueños, sueños ...

con aura de coraje.

Un faro brillante en su búsqueda de conocimiento, sabiduría, comprensión profunda y aventuras cargadas de retos.

La conexión con la tierra eleva matices curativos.

"Sentirse escuchado es gratificante para el alma y sana heridas. No siempre es fácil ponerse en valor y si en tu camino se cruza una bruja (PAS): libre, sensible y creativa, sentirás rápidamente el efecto que ella causa en tu persona, gracias a su alta empatía, a cómo reconoce los detalles que guardas bajo llave, provee tu emocionalidad con mirarte y atiende amorosamente la fragilidad de tu momento, siendo respetuosa y atenta".

La inmediatez aniquila: el respirar suave, el latir lento, el sentir libre, anestesiando los sentidos, tu capacidad de crear, pensar y evolucionar.

Mentales, temporales, espaciales ... encadenados a momentos, supeditados al tiempo.

Una era de "horror vacui" esclavos de la inmediatez, de velocidad y aceleramiento, hallo un encuentro de retorno fundida con los trazos y colores.

Mientras caminaba sentía las sombras de las miradas de aquellos que me rodeaban: juzgando, opinando, criticando, hablando a hurtadillas sin esconderse, comentaban. El yugo de la opinión pesaba cada vez más, mientras mi censor urdía cadenas de auto perfección, autoexigencia, boicot y desesperación, tirando de mí hacia un lugar sombrío, con el insistente retorno de palabras que quedaron tatuadas en mi memoria.