El bienestar se encuentra en desarrollo (no solo a nivel individual), están germinando amplias comunidades de almas conscientes que encaminan sus vidas desde lugares más cálidos, más sanos, más calmos, inspiradas en procesos de transformación personal.
Un viaje iniciado por y para uno mismo, un autodescubrimiento que no encuentra límite.
Desde hace tiempo me he sentido como alguien que no encajaba, distinta por la manera de sentir y de percibir el mundo.
Me observaba a cámara lenta sujeta en la transición de un mundo esclavo de ritmos acelerados y enloquecidos, intentando alcanzar una meta o un objetivo que se difuminaba en la distancia, como algo inalcanzable e insatisfactorio.
Cuando transité mi viaje de autoconocimiento, integrando la alta sensibilidad, las piezas del puzle vital empezaron a bailar en una danza de sentido y significado.
Me descubrí sin máscaras, sin disfraces, sin adornos, me miré desde el interior:
- Aprendí a gestionar emociones, no solo aquello que ocurre en mi interior sino las perturbaciones del exterior.
- Amplié el pensamiento crítico.
- Me ayudó a cambiar de actitud hacia lo que me visitaba.
- Validé la capacidad para observar sutilezas.
- Observé cómo establezco conexiones de pensamiento a un nivel más profundo.
De esta manera seguí la huella de mi duende interior. Me animaba a trabajar en mí misma, asumiendo el compromiso de escuchar el susurro de la intuición.
Pertenezco al 30% de la población siendo una persona altamente sensible (PAS), siento y proceso la información un poco más que el resto de las personas. Como otros rasgos humanos, la alta sensibilidad, está condicionada con un 50% por la parte genética y un 50% por el parte ambiental.
Tengo una frágil sensibilidad a las emociones (propias y externas) pero también en lo referido a mis sentidos: colores, olores, tacto, sonidos todo es más intenso.
Cuando me he desconectado de mí esencia, he sentido que desaparecía lentamente, disolviéndome como un halo invisible.
A veces necesito mi espacio, mi tiempo para reponerme de la sobreestimulación.
Tengo que atenderme bien y aprender a pulsar el botón de "pausa obligatoria" porque si no lo hago, asumo el riesgo de caer en la saturación y el oceánico desgaste energético (siento que me quedo, literalmente sin batería).
He aprendido que no solo me ocurre cuando estoy realizando una actividad que no es estimulante o agradable (para mí) también me ocurre cuando me encuentro entregada a una tarea apasionada.
Es entonces cuando necesito tejer una rutina calmada, en una madeja con los colores de mi espacio, con la suavidad de mi tiempo. Un ritual para reponerme desde la calma y la soledad (de estar conmigo misma) sin ruidos, preferiblemente al aire libre y en la naturaleza, explorando nuevos estímulos inspiradores.
He ido ejercitando el equilibrio entre mis necesidades y la energía creativa, fuente de la motivación intrínseca que provoca mi movimiento.
Mientras me recuperaba de un burnout educativo, tomé contacto con el significado profundo del autocuidado, un derecho existencial que abraza momentos exclusivos, íntimos y plenos, una filosofía de vida inspirada en el amor y en la confianza de Ser.
Te invito a ahondar en esto de "bien estar" a través de aquello que te hace bien, lo que te suma, lo que te aporta, lo que te llena, lo que te enriquece, lo que engrandece.
Tienes una poderosa obligación para contigo mismo de: quererte, cuidarte y atenderte. En ti reside la responsabilidad de brillar desde tus competencias y habilidades, desde la sensibilidad y la creatividad, desde tus dones y talentos.
Trazar una línea preventiva puede ayudar a reducir el riesgo de estrés y ansiedad, reduciendo el cansancio, la frustración y la apatía. Dibuja una vía para reconectar. Puedes empezar por algo sencillo, prueba a escuchar y descifrar lo que tu alma grita, cultivando tiempos de autocuidado personal consciente que te hagan sentir: paz, serenidad y tranquilidad.
- Puedes hablarte con amabilidad elaborando pensamiento positivos.
- Puedes observar tus miedos e identificarlos.
- Puedes tomar conciencia de: quién eres, de dónde estás y hacia dónde vas.
- Puedes establecer límites claros.
- Puedes descubrir tus necesidades.
- Puedes meditar todos los días 20'
- Puedes focalizar tu atención en aquello que te inspire.
Puedes encontrar la belleza en los detalles aparentemente invisibles, esos que pasan fugaces.
Crea el movimiento a través de las emociones, estimula tu sentidos, escucha tu cuerpo y atiende tu ser único.
Aprovecha la presencia de elementos transformadores, del día a día, que te conducen hacia la abundancia. Elementos que te hacen sentir mejor, que te aportan, que te llenan, que te hacen vibrar, que te llevan a sitios nuevos, que te acercan al descubrimiento y la novedad, desde esa mirada de principiante, ante la sorpresa de no saber lo que va a suceder.
Y así poco a poco, es posible que alcances conectar con un sentir más profundo, lo cual te regalará una honda sensación de libertad, de plenitud y de un autoconocimiento lleno de valores y motivaciones.
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Comentarios
Excelente explicación de quienes somos y quienes podemos ser haciendo florecer nuestro interior para llevar una vida plena con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea.