Laura Moreno y yo, nos conocimos hace casi dos años, en una comunidad de mujeres altamente sensibles.
A día de hoy aún no nos hemos visto en persona y no hemos podido abrazarnos ni mirarnos a los ojos desde cerca, sin embargo, nos hemos convertido en grandes amigas, no solo compartimos gustos, inquietudes e intereses comunes, sumamos: momentos, experiencias y vivencias.
Ha sido una maravillosa sorpresa que nuestros caminos se encontraran, unidos por los lazos de la docencia, la alta sensibilidad y el desarrollo personal.
Como buena persona altamente sensible, es multiapasionada y se haya cursando un profundo proceso de autoexploración.
Laura ideó un nuevo proyecto de expresión a través de la creación de un podcast, el cual surge como cita ella misma "desde la necesidad de compartir impresiones sobre aquello que ocurre en el mundo, nace como resultado de un proceso de evolución personal, una expresión desde un lugar propio" .
Así, es como, me invita a formar parte de esta nueva iniciativa suya.
Hoy deseo compartirte el episodio número dos de su podcast: El podcast de Laura, que encontrarás en Spotify.
Compartimos nuestras experiencias profesionales más profundas: un burnout, depresión y una emergente reinvención creativa.
Laura me escucha atentamente, asintiendo en ocasiones muy identificada y reconocida, en mis palabras, desde su trayectoria profesional, como profesora de inglés en escuelas oficiales de idiomas en Málaga (donde vive y trabaja) desde hace casi quince años, impartiendo clases de inglés a adultos.
Tener la oportunidad de realizar esta entrevista fue liberador, con un agradable y suave matiz sanador. Me dio la oportunidad de dar voz a ecos sordos que llevaban años vagando en mi corazón, encontré un igual que en la distancia había transitado por su propio proceso de reconstrucción post covid y que a día de hoy, se cuestiona y enfrenta el sistema del que forma parte como funcionaria.
Recientemente, apenas hace dos años decidí retirarme de la la docencia, después de casi veinte años como maestra en educación infantil.
Tras participar en difíciles "períodos de adaptación" para los más pequeños en edades comprendidas entre los 2 y 3 años, en la adquisición de rutinas de aprendizaje en 4 y 5 años y en la interiorización del proceso de lectura escritura, el cual no es obligatorio (en esta etapa) pero sí recomendable para niños y niñas de 5 y 6 años.
Guiando grupos de hasta 28 alumnos con: diferencias madurativas, dificultades de aprendizaje, alergias alimentarias, contextos disruptivos y familias con un origen cultural diferente.
Poco a poco, mi luz se apagó y dejé de creer en lo que hacía, en cómo hacía "aquello que tenía que hacer", me encontré ante una pérdida de sentido.
Hice click en el 2020, a raíz de la pandemia. Fue una situación muy complicada y difícil para todos y para todas, especialmente para los niños y las niñas, en esta etapa temprana, en la que se consolidan los vínculos sociales, de aprendizaje por descubrimiento, experimentación y exploración, se desarrolla la interiorización y adquisición de hábitos y destrezas.
Desde mi experiencia, día tras día en el aula, sentía una brecha interna en mis alumnos y alumnas (una fuerte repercusión emocional como consecuencia de mi alta empatía) así como en sus familias: miedo, incertidumbre, duelos, despedidas … todo "parecía" que tenía que seguir funcionando perfectamente como una máquina.
La situación me empezó a resultar insostenible y aunque internamente me decía "venga Ana, continúa, esto pasará", poco a poco TODO empezó a pesar demasiado.
Mientras, volvíamos a una falsa normalidad, las clases se reanudan presencialmente y aprendo, como miles de docentes, a vivir el día a día, en un aula muy diferente con extremas medidas higiénicas, un adecuado uso de las mascarillas, protocolos de control al entrar y salir del aula (temperatura, gel), control de la distancia reglamentaria para evitar posible contagios, más mis necesarias precauciones para no llevarme nada a casa... "el temario continúa, avanzando en contenidos y objetivos de etapa".
¿Cómo conseguir objetivos académicos si la dimensión emocional está herida?
Yo no pude drenar ese peso superado los meses.
Llegó y se instaló el vacío, la apatía, la desmotivación y un severo agotamiento de "no poder más", me sentía extenuada (desde dentro), incapaz de continuar, un impulso interno cargado de tristeza, frustración y desidia.
¿Qué hubiera necesitado saber en ese momento?
Saber que lo que me estaba ocurriendo era "completamente normal aunque silencioso": un cuadro de burnout educativo.
Saber qué medidas preventivas podría haber cultivado para evitar o suavizarlo a través de un autocuidado consciente.
Saber identificar cuáles eran mis necesidades, establecer límites claros y definidos así como potenciar relaciones personales saludables, el autoconocimiento como primer peldaño en un proceso de reconocimiento personal.
Tener información es importante para profundizar en temas que a veces desconocemos. He pensado durante mucho tiempo, en la respuesta a esta pregunta, ¿qué podría haber hecho de manera diferente para no recibir la visita de la noche oscura del alma? y la respuesta es: conocimiento, autocuidado consciente y autoconocimiento.
En base a mi propia experiencia deseo compartirte brevemente cada uno de los tres fundamentos que como docente altamente sensible pueden ayudarte a conectar con tu vocación, sin caer presa del agotamiento, la falta de ilusión, la queja y/o la falta de interés.
Antes de empezar, una jugosa premisa: conecta con la vida a través del disfrute, simplifica y reduce los estímulos creando tiempos y espacios de silencio (es una vía para permitir atenderte y tener la posibilidad de escucharte, haciendo pantalla del ruido externo) practica diariamente la gratitud (escribiendo, cantando, bailando, pintando o rezando), busca naturaleza y establece rituales de amor propio que te ayuden a estar en foco con tu propio centro, sin perder el equilibrio independiente del entorno en el que te encuentres.
El síndrome de burnout o síndrome de estar quemado, nace en el siglo pasado. He rescatado algunas definiciones que descubren la sensación de pesar que abate a una persona en este proceso de desgaste emocional, físico, mental y espiritual, un desgaste integral de las dimensiones del ser humano.
En 1976 Freudenberg definió el proceso como una: “𝘀𝗲𝗻𝘀𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗱𝗲 𝗳𝗿𝗮𝗰𝗮𝘀𝗼 𝘆 𝘂𝗻𝗮 𝗲𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗮𝗴𝗼𝘁𝗮𝗱𝗮 𝗼 𝗴𝗮𝘀𝘁𝗮𝗱𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗿𝗲𝘀𝘂𝗹𝘁𝗮𝗯𝗮 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝘀𝗼𝗯𝗿𝗲𝗰𝗮𝗿𝗴𝗮 𝗽𝗼𝗿 𝗲𝘅𝗶𝗴𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗲𝗻𝗲𝗿𝗴í𝗮𝘀, 𝗿𝗲𝗰𝘂𝗿𝘀𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗼 𝗳𝘂𝗲𝗿𝘇𝗮 𝗲𝘀𝗽𝗶𝗿𝗶𝘁𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗹 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗮𝗱𝗼𝗿”.
En la década de los años 80 Maslach establecía el burnout como un: "sí𝗻𝗱𝗿𝗼𝗺𝗲 𝘁𝗿𝗶𝗱𝗶𝗺𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗮𝗱𝗼𝗿 𝗽𝗿𝗲𝘀𝗲𝗻𝘁𝗮 𝗰𝗮𝗻𝘀𝗮𝗻𝗰𝗶𝗼 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹, 𝗱𝗲𝘀𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗼 𝘁𝗿𝗮𝘁𝗮𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗰í𝗻𝗶𝗰𝗼 𝘆 𝗮𝗰𝘁𝗶𝘁𝘂𝗱 𝗻𝗲𝗴𝗮𝘁𝗶𝘃𝗮 𝗵𝗮𝗰𝗶𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝗹𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲𝘀, 𝘆 𝘂𝗻𝗮 𝗯𝗮𝗷𝗮 𝗿𝗲𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹".
Hacia 1993 Wilmar Schaufeli explicó: "e𝗹 𝗯𝘂𝗿𝗻𝗼𝘂𝘁 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝘂𝗿𝗴𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗼 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗲𝗰𝘂𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗱𝗲𝗹 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗲́𝘀 𝗹𝗮𝗯𝗼𝗿𝗮𝗹 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗼 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗰𝘂𝗮𝗹 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗯𝗶𝗻𝗮𝗻 𝘃𝗮𝗿𝗶𝗮𝗯𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗰𝗮𝗿𝗮́𝗰𝘁𝗲𝗿 𝗶𝗻𝗱𝗶𝘃𝗶𝗱𝘂𝗮𝗹, 𝘀𝗼𝗰𝗶𝗮𝗹 𝘆 𝗼𝗿𝗴𝗮𝗻𝗶𝘇𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹"
Actualmente Mario Alonso Puig aporta: "e𝗹 𝘀í𝗻𝗱𝗿𝗼𝗺𝗲 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗿 𝗾𝘂𝗲𝗺𝗮𝗱𝗼, 𝘀𝘂𝗿𝗴𝗲 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗹 𝘀𝗲𝗿 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗼 𝗻𝗼 𝗲𝘀𝘁𝗮́ 𝗰𝗮𝗽𝗮𝗰𝗶𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘀𝘂𝗽𝗲𝗿𝗮𝗿 𝗽𝗿𝗼𝗰𝗲𝘀𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗲́𝘀 𝗰𝗿𝗼́𝗻𝗶𝗰𝗼"
Partiendo de la última definición, se entiende el burnout como una enfermedad laboral. Es ese estar “quemado”, exhausto, sobrecargado, una respuesta que los docentes pueden experimentar cuando perciben la diferencia existente entre sus propios ideales y la realidad laboral. Es un cansancio emocional acompañado de la sensación de no poder dar más de sí mismo, desarrollándose actitudes negativas ante el trabajo. Pueden generar sentimientos de baja autoestima, de impotencia, acompañado por una sensación de fracaso contra la que no se puede combatir. El origen del burnout reside en diferentes factores: culturales, educacionales, laborales y personales.
El estrés cronificado, se manifiesta a través de: agotamiento físico, agotamiento emocional, agotamiento mental. El modo supervivencia queda activado durante: días, semanas y meses. El cuerpo no está preparado ni deseñado para aguantar ese estado durante un tiempo tan prolongado, se desestabiliza el equilibrio hormonal y aparecen graves efectos de agotamiento.
Es importante tener en cuenta las características individuales y el estado del docente en el momento de enfrentarse a situaciones estresantes. De esta manera se establece una relación entre los factores individuales y el desarrollo del desgaste profesional. Para entender los factores individuales es necesario realizar una valoración de la reactividad individual ante el estrés.
- Algunos de los síntomas que pueden aparecen son: tristeza, desánimo, baja autoestima, insomnio, cansancio emocional, agotamiento físico, cambios de humor, dolores de cabeza, ansiedad, dificultades para concentrarse.
- Se genera una distancia lejos del disfrute enfocada en una línea productiva.
- No todos los entornos laborales son buenos para las PAS: a veces hay que valorar y decidir si dejar el trabajo, realizar un cambio, renunciar o reinventarse.
- Observa y atiende tus fortalezas, tus talentos y tus dones: eres fuente ancestral de sabiduría y energía creativa.
Detente un momento, respira y siente tu cuerpo. Te animo a repasar la sintomatología e identificar,
¿Cuáles reconoces como propios, cómo los sientes y cuándo aparecen?
Estadísticamente estos son los datos: un 16% de los docentes presenta síndrome de burnout, un 53% de los docentes presentan agotamiento emocional, un 33% de los docentes presentan despersonalización y un 55% de los docentes presentan realización personal, ¿en dónde te sitúas?
Cuando eres un docente altamente sensible el autocuidado es una herramienta esencial, primordial, indispensable, necesariamente obligatoria para poder llevar a cabo la labor de cuidador, recuerda "el autocuidado será tu salvavidas incluso antes de naufragar". Independientemente del desarrollo profesional que ejerzas como personal educativo altamente sensible, indistintamente de la etapa o ciclo o cargo que desempeñes (como maestra en educación infantil, docente en la etapa de primaria, profesor en secundaria o jefe de estudios), el autocuidado consciente es tu talismán más poderoso.
El autocuidado en las PAS es estrictamente necesario para poder encontrar el equilibrio entre los cuatro pilares que nos integran: el procesamiento profundo de información, la alta emocionalidad o empatía, los matices y sutilezas, más la sobreestimulación. Cuando se está demasiado en lo externo se crea una distancia entre el ser (contaminado) por el hacer, se inicia un tránsito de evitación personal.
Autocuidado reposa en la palabra "atenderse" desde la auto responsabilidad, asociado a dar atención y potenciar la observación, encontrando respuestas en "aquello que necesito, que me hace bien, que me permito cincelando lo que puedo mejorar".
El lugar desde dónde emerge esa atención (es importante), su matiz es la sostenibilidad, la flexibilidad, la compasión, la amabilidad, la sensibilidad y la libertad, sin exigencia, juicio, autosabotaje, perfeccionismo o expectativas.
Este conglomerado será el puente preventivo de la sobreestimulación sensorial y emocional, evitando la sobrecarga del sistema nervioso.
El autocuidado es lo que bebes, lo que comes, la ropa que usas, los hábitos que realizas diariamente, incluso los productos que se usan (detergentes, cosméticos, geles y champús), un estado armónico entre alimentación, sueño, ejercicio físico y meditación. Es un todo que integra el psicocuerpo, un estado de salud y bienestar que se alcanza desde una actitud proactiva.
¿Qué puedes hacer para cultivar nuevos hábitos?
¿Qué nuevos rituales personales de bienestar en soledad vas a empezar a implementar?
¿Cómo vas a reajustar esas rutinas que no te sientan bien?
Algunas propuestas creativas para emprender una reconstrucción sensible:
🦋Aprender a fluir o entrar en 𝗲𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗙𝗹𝗼𝘄:
- Aumenta el grado de concentración.
- Potencias la creatividad.
- Mayor productividad
- Sensaciones de satisfacción.
🦋Atiende y protege tu ser 𝗲𝘀𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮l:
- Recuperas el optimismo.
- Renace la seguridad en ti mismo.
- La calma se instala en tu vida.
🦋Conecta con tu 𝘀𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿 𝗺𝗮́𝘀 𝗽𝗿𝗼𝗳𝘂𝗻𝗱𝗼:
- Te llena de libertad.
- Sensación de plenitud.
- Te aporta conocimiento sobre ti mismo: valores, motivaciones.
"Nuestros cuerpos son nuestros jardines, nuestras voluntades son nuestros jardineros"
William Shakespeare.
El autoconocimiento es el camino más espinoso de transitar y precisamente por esa incomodidad a veces se rehúye o se evita. A través de este proceso, te descubrirás y averiguarás cómo te vives cómo ser humano.
Es la capacidad de comprenderse a uno mismo. Implica un proceso continuo que abarca los saberes que una persona adquiere sobre sí misma a lo largo de su vida. Está relacionado con las experiencias vividas y la reflexión introspectiva, por lo que es único para cada individuo.
Abre una brecha hacia la consciencia que induce al aprendizaje sobre la regulación de las emociones, entras en un despertar identificando creencias limitantes aprendidas, creencias sistémicas, observas el origen del sufrimiento, elaboras la emancipación familiar (cortando el cordón) y te eriges a la vida con responsabilidad.
Es un tipo particular de conocimiento que permite construir una identidad personal. Además, es clave para desarrollar el bienestar emocional, ya que influye directamente en aspectos como la autoestima, la resolución de conflictos y la autoaceptación.
La práctica del autoconocimiento es una señal de madurez y responsabilidad afectiva. Es también uno de los pilares básicos para gestionar la vida emocional de una manera serena y enriquecedora.
Para acceder a la voz de tu corazón y escuchar el susurro de tu intuición, el silencio y la meditación son las llaves que te abrirán las puertas a tu fuente, aislando el manicomio de pensamientos rumiantes.
Un camino que aporta una valiosa información sobre quién eres:
¿Cómo te sientes?
¿Cómo te quieres?
¿Cómo te percibes?
¿Qué es importante para ti?
¿Te adaptas al exterior y te apartas de ti misma?
¿Cómo te afectan los sucesos externos y cuáles son tus respuestas?
El autoconocimiento es fundamental para alcanzar el bienestar emocional. Facilita la gestión de emociones y sentimientos, favorece el desarrollo del autocontrol, promueve la inteligencia emocional y fortalece la salud mental.
Conocerse y aceptarse a uno mismo permite construir una identidad personal auténtica y liberar el peso de las expectativas externas o impuestas por otros, lo que reduce frustraciones y sentimientos de decepción. A su vez, mejora las relaciones con uno mismo y con el entorno.
La comprensión de las actitudes, creencias y procesos internos fortalece la autoestima y la confianza en la capacidad para alcanzar objetivos. Así, el autoconocimiento representa el primer paso hacia la autorrealización y el desarrollo personal. A través de este proceso, una persona puede aceptarse plenamente y reconocer tanto sus aspectos positivos como sus áreas a mejorar, logrando una visión equilibrada y satisfactoria de sí misma.
Yo experimenté el burnout como una pérdida de sentido existencial ligado a mi desarrollo profesional. He entendido la importancia que tiene, vivir en coherencia y alineado con lo que se siente y con la acción que se lleva a cabo, porque de lo contrario se potencia una desarmonía que va minando desde dentro, muy lentamente hasta quedar encapsulada.
Si eres docente altamente sensible, debes cuidarte y permanecer atento a tu mundo interno, observando tu ecosistema más profundo. Mi propuesta de autocuidado TERAPIA TRANSPERSONAL CON EL ARTE está enfocada desde la protección de la energía creativa, luz del ser.
Si tu pasión es la educación, intenta mejorar tus rutinas de manera consciente, con el fin de poder trascender en aula desde la motivación, la ilusión y la inspiración hacia y por tus alumnos y alumnas.
Claves para combatir el burnout educativo:
- Aprende a tomar distancia del trabajo.
- Redistribuye y delega tu carga laboral siempre que sea posible.
- Renueva los espacios en el aula.
- Restablece el equilibrio entre el trabajo y tu vida personal.
- Acentúa los aspectos positivos de tu labor docente.
- Establece límites claros en cuanto a horas de trabajo.: aprende a decir "no" cuando sea necesario, puede ayudarte a evitar la sobrecarga.
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